Es innegable que al hablar de un coche son numerosos los aspectos que adquieren una mayor importancia que la limpieza, siendo un claro ejemplo la seguridad, la potencia y el consumo. Sin embargo, no es plato de buen gusto desplazarse con un vehículo de cuatro ruedas cuyo aspecto a nivel visual deja bastante que desear.
Mantenerlo limpio también es importante. Si no terminas de conseguir un buen resultado en este sentido, sigue leyendo, porque a continuación vamos a dar varios consejos que te serán muy útiles. El objetivo es claro: dejar impecables aquellas partes del coche en las que más se fijan tanto los conductores como el resto de ocupantes.
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Utilizar productos específicos
En primer lugar es importante que evites la utilización de productos que tengas en casa y quieras aprovechar sí o sí. Con ellos el resultado aparentemente puede ser bueno, pero la realidad es que incluso puedes acabar dañando los materiales del vehículo en cuestión. Para evitar que esto suceda asegúrate de hacer uso de productos profesionales creados específicamente para la limpieza de coches.
Nos referimos a esos productos que utilizan en los talleres y en los lavacoches. El nivel de calidad que tienen es muy elevado, lo cual te permite obtener un acabado profesional sin que ello exija gastarte una gran cantidad de dinero. Esto es fruto del ajustado precio que suelen tener gracias sobre todo al alto nivel de competencia que hay en el mencionado sector.
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Asegúrate de dejar el producto actuando durante el tiempo estipulado por el fabricante
La falta de tiempo acostumbra a dar pie a que los propietarios de los coches quieran limpiarlos rápidamente, pero es una mala práctica que conviene evitar a toda costa.
Es esencial que el producto permanezca en contacto con la superficie o la pieza que pretende ser limpiada durante la cantidad de tiempo que indica el propio fabricante, una información que podrás leer en el envase en el que se comercializa.
De no ser así, el producto no desempeñará su función debidamente. Es decir, cuando lo retires con agua tal vez haya mejorado un poco respecto al estado en el que se encontraba antes, pero el coche distará de estar perfecto en términos visuales.
Eso sí, hay algo que es incluso peor que retirar el producto antes de tiempo. En efecto, nos referimos a dejarlo actuando durante demasiados minutos. Si las prisas son malas consejeras para la limpieza de coches, lo mismo podemos decir de los olvidos o los despistes.
Si es necesario pon algún tipo de alarma que te avise cuando se llegue al tiempo máximo durante el que el producto ha de permanecer actuando sobre la parte o pieza a tratar, desde la carrocería hasta los faros -los cuales conviene limpiar cada pocos años para impedir que el alumbrado se vea afectado-.
Al limpiar la carrocería no utilices objetos duros
Por muy buenos que sean los productos de los que hagas uso, el acabado distará de ser el deseable si no cuentas con un material que esté a la altura. No tiene por qué tener una calidad elevadísima, pero es fundamental que te cerciores de que cumple con un requisito: ser suave.
La suavidad es fundamental a la hora de limpiar la carrocería. Por muy dura que te parezca la chapa lo cierto es que es bastante sensible a los rayones. Incluso si no aprietas mucho con el elemento utilizado para la limpieza, si la suavidad no está entre sus propiedades lo más probable es que las rayas acaben evidenciándose, sobre todo si observas la chapa a contraluz.
Si aplicas estos consejos lograrás tener tu coche en un estado impecable a nivel visual.